El Impuesto al Valor Agregado (IVA) rige en
casi todos los países del mundo, y en Chile representa una tasa del 19% sobre
un bien o servicio entregado.
El vendedor agrega el IVA al monto de la
transacción comercial y por lo tanto, el precio del producto o servicio
aumentará debido a este impuesto, sumándose al costo y la ganancia determinada
por el vendedor.
Están afectos con este impuesto las ventas de
bienes corporales muebles e inmuebles realizadas en territorio nacional.
El IVA es un impuesto indirecto que no recae
directamente sobre los ingresos, sino, sobre venta de las empresas y se devenga
de los precios que los clientes pagan por dichos productos o servicios, esto
significa que se aplica sobre el consumo y que resulta financiado por el
consumidor final.
Dado lo anterior, es que el pago de IVA nunca
debería ser un problema para el contribuyente, más bien, el contribuyente es un
intermediario entre el cliente y el fisco. De toda formas las y los
emprendedores, algunas veces, tienen problemas para el pago de este impuesto,
pero se pueden recomendar acciones, tales como, revisar la estructura de
costos, separar las finanzas personales de las del negocio, tener una 2da
cuenta bancaria donde guardar el IVA mensualmente, etc.
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